Rabia

Image Hosted by ImageShack.us

1. f. Med. Enfermedad que se produce en algunos animales y se transmite por mordedura a otros o al hombre, al inocularse el virus por la saliva o baba del animal rabioso. / 2 . f. Ira, enojo, enfado grande.

Está. Aquí, ahí, allá, dentro, fuera. Aquí enfrente, ahí al lado, allá en la esquina. Dentro del cuerpo. Fuera, por todas partes. Las palabras pierden sentido, los actos igual. Me despierto con ella, la veo cuando me miro en el espejo, cuando te veo dormir. Desayuna conmigo mientras veo el noticiario, las mismas jodidas noticias donde lo único que cambia es la fecha. A veces se porta amable y me acerca el bote de jugo de naranja, aun cuando sabe que me perfora el estómago. Se posa encima de la pila de trastos sucios en el fregadero y me hace guiños. Juega a despedirse usando gañidos de perro descuidado. Se trepa al taxi por la puerta de copiloto y le dice al chofer por dónde ir, justo por los tramos más congestionados de la avenida.

Nadie la obliga a cubrir un horario, sin embargo jamás falta. Está conmigo en cada conversación, en cada manifestación de buenos deseos y parabienes con sabor artificial. Siento arcadas y aun no es mediodía. La cosa es pensar que todo está bien, que no pasa nada. Hay que sentirse un ser humano afortunado, feliz, vivir eternamente en el mágico mundo de la felicidad. Flotar y nada más.

El mediodía llega y pasa de refilón. Queda menos tiempo para correr hacia otros destinos no más estimulantes. El hogar llama sólo para recordarte que la infelicidad equivale a un televisor y muchos pelos en el baño. Demasiados. Siento el vientre tenso, los músculos del pecho engarrotados, el esternón contraído. Los dientes rechinan sin que se note. Hay que cuidar las miradas, es fácil que te delaten. Reprimir el irresistible deseo de desaparecer con dentelladas a alguien, o a todos.

Mientras tanto hay que sonreír, derramar azúcar, ser cortés, poner esa mirada entre vacuna y de peli de Walt Disney, así como Bambi. Celebrar estupideces, hacer tu trabajo, hablar siempre de las mismas cosas, formar parte de la manada, porque sólo así, dicen, tu supervivencia está garantizada. Fuera del círculo protector no eres nada.

Ahí sigue fiel, retorciéndote las entrañas, susurrándote al oído una por una las partículas de mierda que componen tu vida y la del mundo entero. Haciendo que pulses las teclas de una PC con la misma fuerza que usarías en una Remington, confirmando que, dentro o fuera del clan del Homo Videns, a final de cuentas no eres nadie. Absoluta e irrevocablemente.

Hay que sentirse afortunado. Afortunado, feliz. Radicar en el mágico mundo de la felicidad.

Flotar, flotar, y nada más.


cuadro Gatos riñendo, de Goya.

Comentarios

lacuevadelaloba dijo…
Lo peor del caso es cuando no te queda más que reconocer que el espíritu del Grinch también es compartido por más gente rejega, como tú (y por millones de budistas, musulmanes, judíos, ópatas, onas, nhañhus, patagones, kikapúes, mizquitos, y un laargo etcétera)...chin! ya ni en
lo más profundo de la negación de la tribu puede una quedarse sola.

es bueno ver la punta de tu pico de vez en cuando.

bechobechobecho

Termómetro