Cuando al punto final no le siguen dos puntos suspensivos
Ayer por la mañana, calor brutal. El caos estaba en todas partes, dentro y fuera de mí. Por la tarde, una masa dantesca de nubes se esparció por el cielo como la Nada de Historia sin fin. Sopló el viento. Arreció el caos. Luego la lluvia y el granizo. La noche languideció fresca y serena como después de horas de llanto.
Pocas veces un día y mis emociones han corrido a la par como este jueves.
Ahora, el final de temporada llegó. La nueva inicia el lunes. Gracias a unos por todo y a otros por nada.
Comentarios
ici son tout prets mes oreilles.