Recuerdos

Limpiando mi carpeta de la PC encontré la primera y única vez que parlé vía telefónica con Juan José Millás, el number one de mis escritores favoritos, allá por agosto del 2002, quien se encontraba en el DF promocionando su entonces más reciente libro Dos Mujeres en Praga. Aunque ya lo sabe, jamás terminaré de agradecer a la Clau Lozano por sus buenos oficios. Ésta es una de las entrevistas que, aunque breve, recuerdo con harto cariño. En ese entonces se la ofrecí al director de un periódico quincenal que inició en Reynosa y ahora se encuentra en otras ciudades del país, el cual me respondió que textos como éste eran cosas muy elevadas y que una sección cultural no tendría cabida en dicho medio, cosa que no fue verdad. Ojalá les guste.

***********
Image Hosted by ImageShack.us

La definición más o menos técnica de “biografía” es el relato de la vida de alguien, por lo general ilustre o famoso. Pero, ¿hasta qué punto constituye una serie de acontecimientos reales, puesto que, salvo excepciones, la mitad de la vida es realidad y el resto fantasía?. ¿Habrá que redefinir los alcances de una biografía e incluir las ficciones que nos acompañan, lo que deseamos ser y nunca seremos? ¿Se vale dar por real una existencia imaginaria, en la que somos más felices, plenos o todo lo contrario?. Dos Mujeres en Praga espurga los clósets mentales de Luz Acaso y María José, mujeres inconformes con sus vidas, que con la ayuda de Álvaro Abril, joven y exitoso novelista que ofrece sus servicios como escritor de novelas por encargo, una de ellas pretende reconstruir su paso por el mundo alimentándolo de fantasías, uniendo sus existencias como “dos cordeles dentro de un bolsillo”.

Obsesión, ironía, humor negro, soledad, adulterio, complejos edípicos, conciencia del fracaso y traspolación de realidades son los elementos clave (al igual que el resto de su obra) del último trabajo de Juan José Millás (Valencia, 1946).

A decir del autor de Cerbero son las sombras; Tonto, muerto, bastardo e invisible, Letra Muerta y Visión del ahogado, Dos Mujeres en Praga es “una novela que habla de los límites entre la ficción y la realidad, entre lo que soñamos y lo que nos sucede. Habla de lo importante que es lo que no ha sucedido pero que hemos deseado. En la que vemos que una existencia se levanta de modo parecido a una novela. Todos llevamos dentro una novela y que todas las vidas, incluso las que son en apariencia más grises merecen ser contadas”.

La idea vino de un anuncio que vio en el periódico La Vanguardia, de Barcelona, donde una agencia de escritores se ofrecía a escribir biografías por encargo. Partiendo de ese punto, Millás fue construyendo obsesiones que eran mucho más antiguas, vinculadas con aspectos con las que ha trabajado desde hace más de 15 años.

Concluir Dos Mujeres en Praga significó para Millás cerrar una etapa y abrir otra en la cual había llegado al límite en cosas en las que llevaba años trabajando. Esto, la aparición de la convocatoria del Premio Primavera, de la editorial Espasa, y su conocimiento de la difusión y prestigio del galardón fue lo que lo llevó a presentar la novela, que le tomó dos años y medio de trabajo.

El resultado: una novela que va en la octava edición en España con un aproximado de 135 mil ejemplares vendidos. “A veces parece mentira, pero lo más difícil es hacer llegar al lector a una novela. Sabía que cualquier novela mía tenía garantizados mis lectores habituales, pero creí que esta novela podía conquistar lectores nuevos, y así ha sido”, dice.

Encuadrado dentro de la “Generación del 68”, ubicación con la que no acaba de estar muy de acuerdo, puesto que España no atravesaba los sucesos históricos que Francia, Praga o Berlín, un aspecto peculiar de la obra de Millás es la presencia de personajes femeninos. “Nunca sé qué contestar al respecto, porque utilizo de protagonista o de personajes a mujeres u hombres porque el olfato me lo dice. No es el resultado de un cálculo racional”.

Tal vez para evitar una pregunta mil veces hecha, Juan José se adelanta a cerrar el apartado hombres-mujeres. “Me parece escuchar detrás de las preguntas: ¿cómo es que escribe desde el punto de vista de mujeres?, o ¿cómo ha conseguido meterse en la piel de una mujer?, como si me dijeran: ¿cómo ha logrado meterse en la piel de un marciano?. Las mujeres no son marcianas. Entre hombres y mujeres es mucho más lo que nos une que lo que nos separa”.

¿Hay vidas novelables?

Hay vidas novelables que vale la pena ser leídas o vividas, porque cuando las lees las vives. Lo que pasa es que cuando las leemos, los personajes se convierten en modelos de comportamiento. Por eso es tan importante la lectura en la adolescencia, porque el adolescente que busca su identidad encuentra en la lectura modelos reversibles donde un día es pirata, al otro asesino, luego policía. En esos ensayos adquiere su propia identidad.

Así pasa cuando sucede

Millás es un eterno saltimbanqui entre la realidad que nos toca vivir y nuestros deseos. Poseedor de un éxito avasallador atribuible quizá a su anarquismo vocacional como articulista del periódico español El País, medio gracias al cual su vocación literaria ha tenido una difusión fuera de serie, el escritor valenciano puede presumir de un éxito que a muchos de sus colegas les ha costado el doble de tiempo conseguir. Y no porque la obra de Millás sea “fácil”, “light” o algo parecido. Sea estrategia mercadotécnica, casualidad o que posea el don de la prospectiva, lo cierto es que Juan José Millás es un ejemplo más de lo planteado en su momento por Gabriel García Márquez o Norman Mailer: la certeza de que periodismo y literatura no son antagónicos. Por el contrario, hacer tanto uno como otro es más parecido de lo que se cree.

La incursión de Juan José al periodismo se dio por la década de los 90, cuando ya contaba con 6 ó 7 novelas en su haber, demora que atribuye al “enorme respeto” que el medio periodístico le infundía. Sin embargo, la línea que separa su actividad en la prensa y la vena literaria es más delgada que un cabello, ya que asegura que en ambas hace literatura. “La verdad es cuando escribo en un periódico no tengo la impresión de que haga algo distinto de cuando escribo una novela. En los dos casos hago literatura. Para mí están en el mismo nivel de importancia”.

Juan José dice no tomar al periodismo, labor que le satisface enormemente, como fuente alterna de ingresos. Sin embargo es innegable el respaldo que le brinda entre la novela concluida y la gestación de la siguiente. “No soy como esos escritores que trabajan en un periódico por cuestión alimentaria o ganarse un sueldo, pero que en cierta forma desprecian ese trabajo. El trabajo periodístico me gusta muchísimo y me gusta cada día más, pero considero que son complementarios”. Prueba de ello es el “reciclaje” efectuado de uno a otro bando.

“Muchos de los experimentos llevados a cabo en el periódico los utilizo en las novelas y muchas de las experiencias narrativas los llevo al reportaje. Me costaría trabajo decir cuál de ellas es más importante. La ventaja es que entre novela y novela no me quedo a la intemperie porque tengo el periodismo”.

Escritor, guionista de cine, periodista, dramaturgo y poeta, faceta que menos se le conoce. Vías de expresión para un tío muy curioso para quien el experimento es el antídoto para no morir de aburrimiento. “Necesito experimentar continuamente, hacer lo mismo me aburre. La escritura es un método de investigación de la realidad. Desde el momento que dominas un área concreta corres el peligro de repetirte y que deje de ser una escritura productiva. Por eso mi interés por todos los medios haciendo siempre lo mismo, que es escribir.

¿Qué factores o situaciones determinaron tu estilo como escritor?
No se puede ser escritor sin ser lector, y cuando uno es lector hay mucho donde escoger, por lo que toma los registros más cercanos a sus intereses. Una voz literaria propia surge del choque de la tradición de donde procede y de la subjetividad que aporta esa tradición.

¿Dónde está Vicente Holgado?

Referencia rápida. Vicente Holgado es un personaje recurrente en la obra de Millás. Muerto y resucitado infinidad de veces, representa el antihéroe posmoderno con el que nos podemos identificar en menor o mayor grado. También es el álter ego de Millás y depositario de sus obsesiones favoritas. “Fundamentalmente es un personaje muy cómodo. Podemos decir que empiezo un cuento en el que el personaje se llama Vicente Holgado, y tengo el 20 por ciento del cuento hecho, porque ya estoy muy cómodo dentro de ese cuerpo”.

Aunque confiesa la dificultad de garantizar su supervivencia, tal parece que el buen “Chente” tiene cuerda para rato y la muerte le hace los mandados. “Es difícil lograr que un personaje así te funcione en cualquier área. Me he familiarizado mucho con él. Seguramente Vicente Holgado tiene muchísimo de mí. No sé si emergerá en otra novela o en otro cuento en el futuro, pero es casi seguro que sí”.

Comentarios

Termómetro