Chales de un lluvioso dormingo

Lo que a continuación publico es una entrevista que le hice al Guillermo Arriaga (autor del libro de cuentos Retorno 201 entre otros) hace como un mes, de la cual la tercera parte o menos saldrá en el número de diciembre de una revista.


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Un hombre a todas luces polifacético a quien la fama y los reflectores no han logrado seducir. Reconocido por ser la mente de la cual han surgido las tramas de filmes como Un dulce olor a muerte, Amores Perros, 21 gramos, Los tres entierros de Melquiades Estrada, así como Babel y próximamente El búfalo de la noche, Guillermo Arriaga es un escritor que se ofende si se le llama guionista, y aclara puntualmente que lo que él hace son obras para cine y no “guías” para cine. En entrevista, se declara a favor de que el oficio del escritor sea revalorado en su justa medida y comparte su opinión sobre el oficio, prejuicios, Hollywood, próximos proyectos, Tamaulipas y sus más grandes pasiones: familia, literatura y cacería.


En El Búfalo de la noche se perciben una serie de elementos que a medida que avanza la historia cobran varios significados: para empezar está la figura del búfalo, que empieza siendo un tatuaje pero conforme transcurre la novela se convierte en el símbolo de un pacto, de venganza, rencor, muerte…así como las tijerillas, el veintidós de febrero, etcétera…

Lo que yo quería era mostrar un mundo donde la locura y la realidad van y vienen dentro de un personaje. Los locos siempre hablan en términos simbólicos, como nosotros estamos acostumbrados a que una palabra refleje una realidad concreta, las palabras de los locos reflejan realidades que no existen. Entonces es un poco ir hacia mundo de los locos. Por otro lado, ver el mundo personal del personaje (Manuel) que narra la historia, y cómo ese mundo críptico y cerrado de locura poco a poco lo empieza a envolver. Él está por encima de la locura, por encima de todo, es un tipo que está parado a la orilla del abismo y por más que hay vendavales de locura que lo quieren tirar él se aferra, es un tipo muy fuerte y no se da cuenta que lo es, ni del poder destructor que tiene. Él cree que el destructor es su amigo Gregorio, que la que está mal es su novia. Él es como una oveja que pasta junto a otras, y de repente ve a una con una enorme tarascada en el cuello, y otra y otra, y piensa que ha sido un lobo, pero de pronto se ve en un espejo y se da cuenta que ella es el lobo y está lleno de sangre. Ésta es la historia de un lobo que se descubre lobo.

¿Entonces el búfalo pudo haber sido cualquier otra cosa?

Son elementos simbólicos ¿Has estado junto a un búfalo? ¿Nunca has visto a un búfalo de cerca? Mi hermano cría búfalos o bisontes americanos. Cuando cumplí cuarenta años me metí a ver qué tan cerca llegaba de uno, y cuando estuve a un metro me embistió, no sabes qué es ver esa mole de una tonelada, sí te da cosa. He visto búfalos que cornan a alguien y lo lanzan hasta seis metros hacia arriba, es impresionante. El búfalo es una representación simbólica de la muerte.

Se ha dicho que el guionismo es una suerte de “palestino” de la literatura, no se sabe a qué categoría pertenece o si ocupa una aparte…

No pertenece a ninguna porque nos hemos dejado los escritores que nos hagan eso, yo considero que lo que hago es literatura, yo le pongo el mismo rigor al lenguaje y lo hago tan minuciosamente como si fuera literatura, y me siento ofendido primero, cuando me dicen que se llama guión, porque es una guía. Yo escribo obras de cine, no escribo guías, no soy creador de guías. Cuando alguien escribe teatro nadie duda que está haciendo literatura, por qué cuando alguien escribe cine con una posición autoral se duda que es literatura. Lo que hago es algo personal, autoral.

Esta idea en torno a dicha forma de expresión, ¿corresponde a un prejuicio o al hecho que los mismos creadores no saben vender dignamente su trabajo?

Dentro del cine hay muchas posiciones. Hay quien escribe lo que le dictan, son escribanos y escriben por encargo, resuelven adaptaciones y desarrollan ideas de otros y ponen una visión personal, pero efectiva, profesional. Por eso hago la distinción entre escritor de cine y guionista. Un escritor de cine pone una visión autoral, un mundo personal, temas, preocupaciones vitales, estéticas. Ésos son escritores de cine. Yo nunca trabajo por encargo, siempre escribo originales; no escribo ideas de otros, puedo meterle a mi historia que en lugar de una muchacha española sea una japonesa, pero eso no significa que desarrolle ideas o historias de otros.

Ahora, tienes toda la razón al decir que cómo nos vendemos. Yo siempre digo a mis alumnos que como te vendes, te compran. Muchos de mis compañeros hacen obra pero con tal de ser filmados son capaces de todo. Yo no. Hasta eso he mantenido mi independencia, mis temas, lo que soy.

¿Lo que hacen es hasta cierto punto prostitución?

No es tanto prostitución, porque hay gente que tiene que trabajar así, hay que mantener una familia, no hay que ser tampoco tan duros. Son gente que con tal de mantener su trabajo cambia las cosas. Por ello es muy importante cómo se vendan los escritores.

¿Un escritor debe ser obsesivo y minucioso?

Absolutamente. Una vez me dijo mi cardiólogo, porque tengo problemas de corazón, “es que eres muy obsesivo”. Le dije: no doctor, apasionado, que es distinto.

¿Qué has sacrificado por esta pasión?

La salud, absolutamente.

Pero no te arrepientes…

No, a veces es la vida que tiene uno que hacer. Es lo que elegí, hay que asumir las consecuencias. Lo peor que puede pasar con alguien en la vida es no asumir las consecuencias de tus actos, y el ritmo de trabajo que tengo me está desbaratando la salud, tal cual. Con decirte que no pude escribir casi un año, no podía agarrar ni una botella porque las manos se me paralizaron de tanto escribir, esto el año pasado. No tenía fuerzas ni para teclear, de tanto escribir se me lesionaron los nervios, todo el tiempo era como tener las manos metidas en gasolina y me las hubieran incendiado, no sabía en dónde meterlas, ya quería que me las cortaran. Decía el cardiólogo que me someto demasiado a estrés. Pero ni modo, así es la vida.

¿El padecimiento cardíaco que sufriste como a los veinte años tuvo algo que ver con tu vocación como escritor?

Sí claro, porque te das cuenta que te puedes morir, que tienes que dejar algo detrás de ti. Me puse a escribir como loco, de hecho Retorno 201 (otro de sus libros) fue originado por ese suceso.

Tanto tus obras para cine como tus libros se caracterizan por la crudeza y la brutalidad en las imágenes, a tal grado que pareciera que tienes una visión pesimista del mundo, de que todo está perdido…

No es una mirada pesismista en lo absoluto, creo que mis libros son la mirada más optimista que puede haber sobre el género humano, porque significa que aún pasando los infiernos más terribles, los territorios más oscuros siempre habrá la oportunidad de encontrar una vía. Eso es lo que me gusta de mis personajes, que van al extremo del abismo, llegan y de repente suben otra vez. Creo que todo lo que hago es muy optimista, demasiado.

Por ejemplo, hubo un momento muy difícil porque una pareja de amigos me dijo que había perdido un hijo, y que qué hacían. Y yo les dije que había escrito 21 gramos para gente como ellos, para decirles que a pesar de que perdamos a un ser…si pierdo a un hijo me vuelvo loco, quizá me muera, pero 21 gramos lo que trata es que a pesar de ese enorme dolor la vida sigue, y debes luchar por ella, aún en el más grande de los dolores que es la pérdida de un hijo. Me dijeron: "Guillermo, venimos a verte porque tú hablas de la muerte y de cómo superarla, ¿qué hacemos? Nos estamos volviendo locos".

Nosotros tuvimos la pérdida de un sobrino de dos años que se ahogó, y mi hijo, que no conocía a su primo, cinco años después vio a su tía sonreír. Me decía: ¿cómo se puede reír si se murió un hijo suyo? Y yo le pregunto: ¿si yo me muero tú volverías a sonreír? 21 gramos es la respuesta a eso.

¿Cuál es la frontera entre la obra de cine y el guionismo?

Lo único que los separa es que son diferentes medios, todo lo demás es igual, el cuidado del lenguaje, de la estructura, de la estética, de la belleza de las palabras, el engranaje de las frases, todo es igual; lo único es que está pensado para dos medios distintos.

Luego del enorme éxito y reconocimiento que has tenido con tu trabajo en festivales de cine en todo el mundo y en Hollywood, ¿qué ha pasado contigo?¿te ha cambiado la meca del cine?

No. me ha hecho ver que no debo moverme del camino en el que voy. Es muy tentador, de repente te ofrecen trabajar con gente que has admirado toda tu vida, y te ofrecen dinero. Pero digo: no, yo voy pa otro lado. Y te dicen: ándale, nomás tantito, pero es como mi amigo que dice “yo no soy puto, nomás me la meten tantito” (risas). Pues no, si te la meten tantito pues ya, ¿no? O como las amigas que dicen: perdí tantito la virginidad (risas) Quiero ver cómo publicas esto (risas).

¿Qué amas, qué odias, qué te obsesiona?

Amo a mis hijos con toda la pasión, amo a mi mujer, a mis padres, a mis hermanos y a mis amigos. Odio a muerte la palabra libertinaje, no la soporto; las personas que la usan me parecen detestables. “Es que está abusando de su libertad” ¿y cómo sabes qué está abusando de su libertad? ¿Una muchacha que usa su cuerpo como se le pega la gana está abusando de su libertad? No. por eso odio esa palabra hasta la muerte. Odio, o más bien me dan mucha tristeza los cobardes, sobre todo los cobardes consigo mismos, los que quieren ir para un lado y no tienen los huevos de ir para ese lado. Como he sido maestro por muchos años me ha tocado ver muchos jóvenes que quieren ser directores de cine, tienen toda la pasión pero…”mientras voy a vender seguros porque tengo que asegurarme un lugar estable en la vida”, y los ves treinta años después vendiendo seguros, tristes, acabados, dolidos, resentidos. Yo estoy madreadísimo, se me ve, pero me la paso de poca madre. No me puedo quejar. No quiero decir que sea el más valiente de todos, pero por lo menos tuve una familia, mi mujer que me dijo: ¿vas a ser escritor?, uta, qué friega nos vamos a acomodar, pero estamos contigo. Le dije: y a la mejor no resulta. Y dijo: no importa, nuestra ida a comer al mes para festejar algo será en un MacDonalds, es lo peor que nos puede pasar, y ya.

El amor a mis hijos es mi obsesión. Me acaba de llamar mi hija y me encanta, tiene 15 años y es mi consejera. Por supuesto mi mujer. Me obsesiona la cacería por supuesto. Me obsesiona la literatura, le dedico mi vida entero, pongo un litro de sangre por cada palabra que escribo, no hay palabra que escriba que no esté dispuesto a defenderla con la vida.

¿Por qué te defines como un cazador que escribe?

Cazar significa toda una visión del mundo. Significa un seguir, entender la naturaleza, tu propia naturaleza. Leer rápidamente circunstancias, cómo están acomodadas las cosas, dónde podrá salir, cómo podrá surgir, por dónde camina, cómo llega, qué come. Acechas. Es leer la naturaleza. Cuando la gente que no caza llega al desierto dice: ay, que bonito. Pero un cazador de inmediato está leyendo dónde comerían, qué animal hay ahí, ves qué huellas hay, qué tipo de plantas, si están masticadas. Aquí hay un jabalí porque los cactus están comidos así, o hay un venado porque está raspado acá, aquí hay ardillas porque en ese cueva se ven la huellas, aquí hay caquita de conejo…te fijas en todo eso…si los mezquites están ramoneados…y eso también te sirve en la vida. Se tiene que amar mucho a la naturaleza para estar metido en el agua a dos grados bajo cero esperando a unos gansos.

Pero igual puede sonar contradictorio que caces y digas que amas a la naturaleza…

Que lindo que se traduzca como una contradicción. Detestaría ser un hombre de una sola pieza, absolutamente coherente entre lo que hace y lo que dice, que flojera de persona sería. Por supuesto que me gustan las contradicciones, me parecen mucho más interesantes las personas contradictorias.

¿Cuál ha sido tu mejor pieza?

Cada animal que mato es mi mejor pieza, desde una paloma hasta un venado, estoy sacrificando la vida de los más hermosos seres del mundo y ninguno creo que tenga más valor que otro. La vida de una paloma tiene tanto peso como la de un venado.

Tú naciste en el DF, pero sabemos que tanto Un dulce olor a muerte como Los tres entierros de Melquiades Estrada tienen razón de ser gracias a Tamaulipas…¿qué significa para ti?

No estoy vinculado a Tamaulipas por mi mamá, es más, a Tampico fui una vez a los cinco años y se acabó, fue la única vez que mi madre se le ocurrió llevarme a su tierra natal, y dijo: yo a los 20 años me mudé al DF, soy chilanga ya. El amor viene por la gente de Tamaulipas, por la infinidad de campesinos que me han dado todo lo que tienen. Que se bajan a dormir al piso para que yo duerma en una cama, que literalmente tienen un plato de frijoles para comer y me dan la mitad. Es gente encantadora, buena. Mis compadres, los Estrada: Lucio, Pedro y Melquiades, son gente que llevo en el corazón y es por ellos que yo amo Tamaulipas. La gente ha sido extraordinariamente buena conmigo.

Y que en el caso de Los tres entierros…Melquiades existe…

Claro, Melquiades existe, es muy amigo mío. No lo he visto porque vive en Winsconsin el pobre, es el más chico de los Estrada. En un principio iba a ponerle -a la obra - Los tres entierros de Lucio Estrada, pero era más sonoro Melquiades. Lucio es mi compadre, son un encanto él y su familia. Nunca he visto una familia reírse tanto, los pobres me tienen dos semanas ahí metido, he ido hasta siete veces al año a su casa, y por lo menos una semana cada una de ellas, he ido a su casa unas cien veces, eso significa más de dos años de convivencia y nunca los he visto dejar de reír, es una cosa increíble. “Ora no vamos a tener qué comer”, y se ríen. “Ay apá, y ora que chingados hacemos”; “pos no sé, vamos a salir a mojarnos” porque son pescadores. “Pos matamos una chiva”, “pero sólo tenemos dos apá”, “pos bueno, no importa, pero tú quieres mucho a la chiva”, “pos la quería”, y se atacan de la risa.

El otro día Lucio Estrada, después de muchos años de esfuerzo pudo comprar un motor nuevo para su lancha, y a los dos días se lo robaron. Un amigo le dijo: ¿y tú no vas a robar un motor? Y dijo: la obligación del ladrón es robar y ser malo. Mi obligación es ser un hombre bueno. Si a mí me roban es cosa del ladrón, y no porque él sea mala persona yo me voy a convertir en lo mismo. Volveré a trabajar otros diez años y buscaré la forma de comprarme otro motor. No está en mí, está en el ladrón. En lugar de decir me chingaron y ahora me chingo a alguien más, yo soy un hombre bueno y no voy a robar a nadie. Así es la vida. ¿Cómo no vas a enamorarte de alguien así?

¿Cómo van tus proyectos?

El búfalo en la noche ya se terminó de filmar, estamos en postproducción.

¿Quién estará en el elenco?

Diego Luna, Camila Sodi, Luis Gallardo. Los demás son sorpresa.

¿En el caso de Los sapitos cómo va?

Pues va. Es que estoy comenzando a escribir y llega el cine con toda su fuerza, pero ahí va. Le voy a dar un año más.

¿Y El sol de los venados?

Lo voy a escribir. Ahorita acabo de terminar de escribir uno que se llama The Burning Plain, del que estoy muy contento, también para cine. Ahorita estoy micha y micha, lo que pasa es que la literatura es mucho más celosa que el cine. Un libro es un libro, y tú no sabes cómo ese libro va a ir a rebotar por el mundo.

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