En el principio, pan y rosas

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Desde anoche, varios compañeros de chamba comenzaron la socarrona carilla hacia el viejerío que estábamos en ese momento, esto debido a la víspera del día internacional de las mujeres. Mientras la insigne Chisquis inútilmente retobaba y gruñía como pequinés ante la tumultuaria cura le dije: no les des gusto a estos cabrones, mejor que se pongan a jalar. “Pero es que no lo puedo evitar, así soy”, dijo. Ah bueno, entonces no proteste, farfullé. De antemano le pido disculpas a la Chisquis por tan poco sorora respuesta, pero con sus reacciones -como también le dije- sólo les da gusto a los provocadores.

Digan lo que digan, los hombres que tengo a mi alrededor, ya sea en lo personal, lo laboral o lo social (de este ámbito hay excepciones), son buenos mushashos, a pesar de su compulsión por los albures, su fascinación por hociconear, sus frases a medio decir, su ocasional e inconsciente brutalidad o torpeza para decir algunas cosas y su en ocasiones incapacidad para permitirse demostrar afecto hacia los demás, siempre bajo el temor de ser calificados como putos, lilos, matalotes, macizos, jotos y demás apelativos que suelen externar entre ellos en esos casos.

Desde que era escuincla prefería jugar con los niños que con las niñas. Las niñas me aburrían. Resultaba más encantador llenarse las calcetas de cadillos por correr en baldíos o el patio de la escuela, enlodarse los zapatos o juntar sobrecitos de salsa para luego reventarlos a pisotones y ensuciar a quien estuviera en el lugar y el momento equivocado, todo bajo el riesgo de que Madre soltara su conocida frase: “te hubiera llamado Almito”, al momento de verme llegar con el delantal del kínder (el de cuadritos) perdido de mugre.

Lo anterior tal vez -me- explique por qué todavía hoy interactuar con hombres no me causa conflicto, a diferencia de otras mujeres que sólo lo hacen cuando van a ligarse a uno.

En mi más remoto pasado hubo una figura masculina que representó todo lo que jamás querré en un hombre, ni como pareja, ni como amigo, menos como colega o amistad. En él se concentraba la violencia, la dominación, la falta de control, los actos irreflexivos. Tiempo atrás cometí el error de juzgar y dar sentencia, hoy pienso que él, como tantos otros hombres que a diario ejercen la violencia física, psicológica, sexual o patrimonial contra las mujeres, actuó por ignorancia, repitiendo patrones de conducta y lo que es peor, que jamás reflexionó sobre ello, no desde la perspectiva que dan las lecturas, sino apelando al sentido común de no dañar a lo que amas.

Anyway, hoy el nick del msn dice: Sólo voy a festejar el día en que no haya necesidad de tener un día internacional de las mujeres. ¿A qué me refiero con eso?

A que el día en que recibamos el mismo salario que un hombre que desempeñe el mismo trabajo que nosotras, cuando no te digan que “andas en tus días” sólo porque estás de malas o le respondes a alguien como se merece; cuando las parejas entiendan de una vez que no deben “ayudarnos” con las tareas domésticas, sino que deben compartirlas y que eso no los hace ni mandilones ni gutierritos, sino que al contrario, ante nuestros ojos son más hombres que aquellos que creen que se les va a caer algo si tocan una escoba. El día en que no te corran de un empleo porque “al cabo que tu marido trabaja y te mantiene”. El día en que vayas a comprar un auto no te pidan de aval a “tu marido” o “tu papá”. El día en que entendamos que una mujer empoderada, que sabe lo que quiere y no se deja pisotear no sea calificada como perra, arpía, bruja o similares. El día en que los hombres -tanto los nuestros como los que están a nuestro alrededor- entiendan y se den chance de expresar sus afectos con otra forma que no sea la madreada o la crítica (reacción similar a la de los niños que quieren llamar la atención de una niña jalándole el pelo o haciéndole ingadera y media), y que no mantendrán nuestro amor a base de control y mucho menos, miedo, ya que si no es mejor que se queden solos.

Por éstas y muchísimas más razones, hasta entonces podré tener buenas razones y habrá tiempo para celebrar. Mientras tanto, no queda más que seguir picando piedra.

(Y no se traguen el cuento mercadológico que traen por todos lados por el Día Internacional de las Mujeres, por lo que en centros comerciales y otros sitios se agarran con la babosada de regalarte florecitas y poniendo en oferta artículos femeninos. Ya bastante hay de eso el 10 de Mayo, el 30 de abril y demás asuetos)

Comentarios

El Negro dijo…
Qué puedo agregar a este post?
Sólo soy un hombre...

Buen post, dejarás de ser periodista...
Daredevil Tam dijo…
Bien dicho.... atte otra que tiene fama de perra nomás por no ser agachona.
Coincidiendo con que hombres y mujeres repetimos patrones por mera costumbre y falta de sentido común. Un gusto leerte.
Anónimo dijo…
bueno pues, logre tu consejo y tirè a lion aunque me apasione agarrarme de la greña con los buenos mushashos que tenemos en la redaccion.
fue un dia como todos los demàs pero con oportunidad de reflexionar y eso es chido. y se vive y se sufre igual no importa el dìa. què bueno para todas ustedes las mujeres..

atte.
la chiskis engendro
moma dijo…
¿qué onda señorina? dándome la vuelta por aquí...

y sí eso de las ñoñerías femeninas no se nos dá a todas... afortunadamente (creo) jaja
saludos!

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