Tarde, pero necesario

Que alguien me explique por qué seguir festejando la conmemoración de una serie de fechas clave en nuestro calendario si las supuestas razones que dieron pie a ello no son más que mentiras.

Si no, ¿cómo explicar los festejos por la liberación del yugo español cuando hoy en día las riendas las trae alguien más?

Habrá quien diga que hoy las cosas ni por tantito sean similares a las condiciones de vida de hace casi dos siglos, política, económica o socialmente hablando. No estaría tan segura. No con ello voy a asegurar que no haya cambios. Sin embargo cada año me deprime más escuchar al mexicano promedio decir que festeja a la patria, a la libertad, etcétera, etcétera. ¿Cómo es posible eso cuando primero, muchos ni siquiera saben qué es lo que se conmemora el 16 de septiembre, o quiénes iniciaron el movimiento armado? Segundo: ¿cómo es que se festeja a la libertad cuando las condiciones de trabajo de gran parte de la población son dignas de condena, con horarios infames, sin prestaciones o pasarla bajo la incertidumbre de hoy si chambeo, mañana quién sabe (ahí hay otra enorme ironía cuando se hace guato por el día del trabajo)? ¿Cuando se sabe, aunque no sea políticamente correcto decirlo, que el rumbo del país lo determina en gran medida nuestro vecino del norte? ¿Cuando sales a la calle pensando en la posibilidad de que te toque una balacera, a pesar de las tan cacareadas treguas? ¿Cuando familias enteras no tienen qué comer porque el dinero se va en pagar camiones para cruzar la ciudad rumbo a la jornada laboral?

Cada quien podrá hacer la lista, en el sentido que sea, a favor o en contra. Pero por esto y un sinfín de cosas más cada vez encuentro menos sentido a los días patrios y me declaro mejor a favor de festejar porque sí, así nomás, por el mero gusto de hacerlo y no apelando a valores patrios o esqueletos históricos que lo único que hacen es llenar de polvo el cerebro.

Comentarios

Akaotome dijo…
viva méxico??

Termómetro