Algunos días hay que…

Respirar hondo, muy hondo.

Ir al refri por un trago.

Si la ocasión lo amerita, servirlo doble.

Escuchar el aria "Vesti la giubba", de Il Pagliacci, "Fenesta ca lucive", o la "Siciliana", de Cavalleria Rusticana, mientras uno se apoltrona en un sillón, preferentemente que tenga una mesita de café al lado para poner el vaso con el trago, el cenicero, los cigarros, el encendedor y el celular.

(De nuevo) Si la gravedad de la ocasión lo amerita, escuchar ambas óperas completas.

Improvisar un intermedio entre cada una para servirse sendos tragos.

Encender un cigarrillo de cuando en cuando y fumarlo lentamente.

Enjugarse una lágrima furtiva dependiendo si la interpretación es suficientemente buena.

Concluido el deleite musical y etílico, volver a respirar muy hondo.

Levantarse del sillón y recoger los objetos de la mesita.

Limpiar el cenicero. Tirar las colillas a la basura.

Encaminarse rumbo a la cocina.

Doblar las mangas de la camisa o blusa.

Y empezar a lavar los platos...

Comentarios

buuu..jajaja...tan rico que iba todo. ; D Saludos desd Barcelona.

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