¿Qué es lo que separa a Rupta de Rùptura?
Nadie se puede sustraer a la esclavitud de la rutina, sea por falta de imaginación, de inteligencia, comodidad, aburrimiento, ignorancia, incluso conformidad, que no conformismo. Imposible acusar de ello a las plantas y a los animales, y no porque no estén dotados de razonamiento, ni porque el que poseen sea inferior al del ser humano. En su caso, la rutina es el pilar sobre el que se manifiesta su gestación, nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte. Sólo que en su caso, evolucionar es su reacción a la rutina.
En nuestro caso también, pero debido a que -para bien o mal, sigo sin saberlo- el humano tiene otras actividades derivadas presuntamente de nuestro “elevado raciocinio”, el entramado de este ejercicio se transmuta en una oda al absurdo.
Esta suerte de hábitos adquiridos para hacer un sinfín de actividades en automático y sin pensar, a veces rayan en lo hilarante, como la copia de un guión de novela latinoamericana o peor aun, como capítulo del Chavo del Ocho. Por lo general nos hacemos las mismas preguntas para abrir o intentar mantener a flote una plática, a la hora de plantear un tema difícil, cuando nos defendemos de un ataque verbal -real o imaginario-, cuando se fuma el cigarro de media tarde o se devora una bolsa de comida chatarra. También pasa con los diálogos entre comerciales y al amor de la luz que emana de la televisión, la sucesora de las fogatas.
Pero también es un hecho que no cualquiera puede mantener la tensión dramática en su vida aplicándose religiosamente a evitar que la rutina se apodere de su psique. Hace falta mucha energía, ingenio, valor y buen humor. Si no falta una cosa falta otra.
Cuando tienes una mascota dicen que debes estimular su intelecto poniéndole actividades nuevas, sacándola a pasear, interactuar con ella. También dicen que si se tiene pareja se debe “mantener viva la llama de la pasión”, frase que por sí misma es ya rutinaria.
Ir a los mismos lugares, ejecutar las mismas acciones de forma metódica, maniática. La vida se compone de ciclos, pero ni siquiera eso justifica tantas repeticiones en los millones de cassettes que acumulan las alegrías, logros, tristezas, conflictos, derrotas, evoluciones o involuciones, anhelos y frustraciones, en fin, la vida misma.
Para algunos, la rutina los protege de que la novedad los invada y trastoque el sagrado orden en el cual se funda su razón de ser. Para ellos, la rutina es comodidad, seguridad ante un mundo donde las escasas certezas se van extinguiendo, como las ballenas o las buenas pulpas de tamarindo. La bomba puede tronar en el instante en que alguien acomode las llaves en donde no suelen estar, o cuando tienes antojo de comer en algún merendero y éste haya sido cerrado. También si durante años compraste una marca de desodorante y que de golpe lo saquen del mercado, o debas cambiar el camino habitual para ir al trabajo porque convirtieron en privada la calle de siempre; o peor aún, cuando despiertas una mañana y no reconoces a quien duerme a tu lado.
Rupta. Route. Ruta. Routin. Rutina. Qué gracioso es que, por su sonido, esté tan cerca de ruptura, (Rùptura), y sin embargo tan distante.
En nuestro caso también, pero debido a que -para bien o mal, sigo sin saberlo- el humano tiene otras actividades derivadas presuntamente de nuestro “elevado raciocinio”, el entramado de este ejercicio se transmuta en una oda al absurdo.
Esta suerte de hábitos adquiridos para hacer un sinfín de actividades en automático y sin pensar, a veces rayan en lo hilarante, como la copia de un guión de novela latinoamericana o peor aun, como capítulo del Chavo del Ocho. Por lo general nos hacemos las mismas preguntas para abrir o intentar mantener a flote una plática, a la hora de plantear un tema difícil, cuando nos defendemos de un ataque verbal -real o imaginario-, cuando se fuma el cigarro de media tarde o se devora una bolsa de comida chatarra. También pasa con los diálogos entre comerciales y al amor de la luz que emana de la televisión, la sucesora de las fogatas.
Pero también es un hecho que no cualquiera puede mantener la tensión dramática en su vida aplicándose religiosamente a evitar que la rutina se apodere de su psique. Hace falta mucha energía, ingenio, valor y buen humor. Si no falta una cosa falta otra.
Cuando tienes una mascota dicen que debes estimular su intelecto poniéndole actividades nuevas, sacándola a pasear, interactuar con ella. También dicen que si se tiene pareja se debe “mantener viva la llama de la pasión”, frase que por sí misma es ya rutinaria.
Ir a los mismos lugares, ejecutar las mismas acciones de forma metódica, maniática. La vida se compone de ciclos, pero ni siquiera eso justifica tantas repeticiones en los millones de cassettes que acumulan las alegrías, logros, tristezas, conflictos, derrotas, evoluciones o involuciones, anhelos y frustraciones, en fin, la vida misma.
Para algunos, la rutina los protege de que la novedad los invada y trastoque el sagrado orden en el cual se funda su razón de ser. Para ellos, la rutina es comodidad, seguridad ante un mundo donde las escasas certezas se van extinguiendo, como las ballenas o las buenas pulpas de tamarindo. La bomba puede tronar en el instante en que alguien acomode las llaves en donde no suelen estar, o cuando tienes antojo de comer en algún merendero y éste haya sido cerrado. También si durante años compraste una marca de desodorante y que de golpe lo saquen del mercado, o debas cambiar el camino habitual para ir al trabajo porque convirtieron en privada la calle de siempre; o peor aún, cuando despiertas una mañana y no reconoces a quien duerme a tu lado.
Rupta. Route. Ruta. Routin. Rutina. Qué gracioso es que, por su sonido, esté tan cerca de ruptura, (Rùptura), y sin embargo tan distante.
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