Lo que aprendí en las vacaciones:




En el mar la vida sí es más sabrosa.

Que huele a una suerte de charco, no de agua estancada, ni tampoco mal. La descripción de “charco” está inspirada al olor del ambiente cuando ha caído una tormenta en alguna parte de la ciudad cerca de donde se encuentra quien lo huele. Algún día podré explicarlo con más precisión. Eso sí, me gusta más su sonido cuando hay tormenta.

Los destinos de playa, aunque lindos, me estresan un poco. No me sienta muy bien que me acosen en cada esquina tratando de venderme desde collares y pareos, hasta la madre de alguien (ora sí que al cliente lo que pida).

Que me gusta la arquitectura neoclásica tropical (así me la describieron, yo sólo lo reproduzco)

Pato tirada en la arena pisteando a las 6:00 pm = pura vida papá.

Es relindo caminar junto al viejón por el malecón, aunque se canse pronto.

A pesar de sumergirme en bloqueador, me lleno de ronchas.

Que si quiero buenas fotos debo seguir mi intuición y llevarme cámara profesional.


Si todo sigue en paz, para 2009 el tour será a Playa del Carmen.

Comentarios

dijo…
Te entiendo perfectamente... no hay muchos lugares donde escaparse y estar en paz...
besotes
lacuevadelaloba dijo…
Que siga la pata... de perro y que siempre haya una estrella por ahi para que me la traiga. Gracias otra vez, oiga.

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