Ridiculeces



-Te vas a ver ridícula cargando esa red-
-No me importa-
-¿Por qué no seguir echando el mandado en bolsas de plástico?-
-Oooo, déjame-
La primera incursión a la tienda de autoservicio con una enorme red de plástico tejido tuvo como fin la experimentación. Tenía que verificar si una de buen tamaño era suficiente para guardar la despensa o si era necesario comprar otra más.
-A ver, cuídamela tantito, por fas-
-(Leve refunfuño)-

No fue necesario dejarla en paquetería. Tampoco que le pusieran alguna etiqueta. El guardia apostado en la entrada de la tienda sólo dijo: pásele.

Desde la década de los 70, el uso de las bolsas de plástico se popularizó en los supermercados de casi todo el mundo como una forma barata de publicidad de las tiendas. La segunda función de estos objetos es contener la basura de los hogares, las hojas que recogemos del patio, las cacas del perro, para llevar el lonche, guardar otros objetos, incluso como improvisado impermeable.

Pueden estar hechas de polietileno de baja densidad, polietileno lineal, polietileno de alta densidad o de polipropileno, polímeros de plástico no biodegradable, con espesor variable entre 18 y 30 micrómetros. Anualmente, circulan en todo el mundo entre 500 mil millones y 1 billón de estos objetos.

Durante la hora y media que tardamos en surtir comida, artículos de limpieza, etc etc, la red multicolor viajó cada vez más apretada en el carrito.

Finalmente llegamos a la caja.

-No usen bolsas de plástico, échenlo todo en la red-, le dije a los dos chamacos paqueteritos que me miraron raro mientras ponía por delante las cosas menos frágiles y dejaba frutas y verduras al final.
-Ahhhhh. Es que es la moda ¿verdad?- dijo uno.
-¿Moda de qué-, respondí, más por diversión por ver qué decían.
-Es que también vino una señora con una red hoy-, dijo el otro.

Volteé y le sonreí al Carroñas. Él medio sonrió.

Al final fue necesario usar tres bolsas para guardar lo que no cupo en la red. Por lo tanto, será necesario llevar una red extra a la próxima.

El polietileno se hace a partir de combustibles fósiles = petróleo, y su generación implica emisión de gases contaminantes.
Se calcula que cerca de un 90% de las bolsas de plástico acaban su vida en vertederos, o como basura, fenómeno que en China se conoce como contaminación blanca.

A la larga, cuando las bolsas son desechadas o paran en vertederos de basura acaban en cuerpos de agua y forman represas artificiales que luego son causantes de inundaciones, además de afectar la flora y fauna locales. Eso sin contar que tardan hasta cien años en descomponerse, dependiendo de la cantidad de luz ultravioleta a la que estén expuestas.

Algunos países han comenzado a aplicar medidas contra las bolsas de plástico, como Irlanda, Sudáfrica, China, Estados Unidos o Alemania, entre otros, que van desde cobrarte por cada bolsa que pidas en el súper hasta la prohibición de uso de bolsas mayores de 30 centímetros, e incluso, su erradicación total, como ya ocurrió en San Francisco.

Quiero pensar que esto habla que más que una moda, se trata de otro simple cambio de hábitos que las personas quizá deberíamos tomar en cuenta dado el gran desmadre generado por la actividad humana tras la Revolución Industrial. Por ello, fantaseo con que así como se popularizaron las bolsas, botellas y frascos de plástico, así poco a poco otras opciones menos agresivas cobren auge.

Tres bolsas contra diez u once cada quincena. No está mal para empezar. Además, fue agradable saber que no soy la única loca que de ahora en adelante cargará con su red para ir al súper.

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