No apto para intolerantes a la lactosa

Un gato bebía leche en un tazón violeta, y su roja lengua se zambullía golosamente en el líquido.

En eso desperté. La leche era yo. El tazón, el puente de algodón de mi ropa interior. La lengua del gato seguía ahí.

Comentarios

Éric Marváz dijo…
Estupendo manejo visual, felicidades por la brevedad y la maravilla del corto.

Marváz.
Éric Marváz dijo…
Me preguntaba si es que puedo darle difusión a tu texto en:

www.morvoz.blogspot.com

Por favor házmelo saber.

mar_vaz@live.com.mx
Anónimo dijo…
sí a mí también me ha gustado. Buen día!

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