Pura pinche nostalgia nomás



Cosas que me hacen falta en estos momentos:

Beber cerveza en el Club Kentucky de Ciudad Juárez.

Releer sin interrupciones Humillados y Ofendidos.

Mirar El caballo famélico, de Goitia.

El trayecto de mi casa al aeropuerto a bordo de un taxi a las cuatro de la madrugada mientras oigo en el Ipod “Je ne regrette rien”.

Un generoso plato de pescado con albahaca, tomate, ajo, aceite de oliva y un poquito -sólo un poquito- de pimienta negra.

Pasar una tarde sentada en una banca del antiguo panteón xalapeño mirando las nochebuenas entre las tumbas y con el sonido del viento como fondo.

La música que brota de las hojas de los árboles cuando son mecidas por el viento en la alameda de Zacatecas.

El mar de noche.

Tener 18 años y hacer periodismo cultural.

Volver a creer que el periodismo tiene sentido.

Tener las tardes libres para recorrer la Chepevera, la María Luisa, El Mirador, el Obispado.

Pasar una semana sin tele.

Oler a un cachorro de días de nacido, justo cuando emanan ese aroma entre galleta y leche.

Llorar de emoción mientras veo pasar bajo la lluvia a una procesión del gremio de pescadores o zapateros en Paracho.

Que me toquen “Cielito Lindo” con violín.

Las charlas con don D y doña C afuera de su casa mientras pisteamos caguamas.

Que en el Brasil se pueda jumars.

Ver a diario al brujerío.

Recorrer en tirolesa un cañón o una barranca profundos.

Una tina repleta de León a las cinco de la tarde frente al mar mazatleco.

Que me dejen de decir que debo esforzarme más y trabajar con las uñas, para el día que me vaya decir “a ver quién les resuelve sus broncas” y blablablablabla, cuando es lo que menos importa porque del orgullo no se come, y porque el esfuerzo no le sirve a uno sino a alguien más a quien le vale madres lo que se sacrificó a cambio por ello.

Sacudirme la pinche nostalgia.

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