Cold air




Bofetadas de viento. El viento taladra mis mejillas. Pero está bien. El frío es la mejor herramienta para sentirse vivo, antes de que el sueño de la hipotermia te haga piojito. Imprimo velocidad a mis zancadas, consolido el compás.

El cerco de abetos, abedules, enebros y cipreses oculta la línea del horizonte. Callado verde de copas ribeteadas de blanco. Ojalá el frío llegara para quedarse. Que se echara como pantera que ha devorado a su presa. Ahíta. Perezosa. Satisfecha.

Alguna vez me dijeron que patinar sobre hielo es cuestión de balance y equilibrio. Casi como bailar. Aprendí rápido lo primero, lo segundo jamás.

Más rápido. Las piernas se tensan. Las zancadas se vuelven latigazos. El corazón orquesta un mitin entre los barrotes de las costillas y el esternón.

Y así de golpe, la revelación.

Son tacones, no patines. Y la pista no es de hielo, sino de hueso. Su polvo escarcha los árboles.


AR

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