Bueno bye



A nadie, o a casi nadie le gustan las despedidas, pues equivale en cierta medida a una pérdida, mínima o descomunal, pero pérdida. Sobre todo cuando lo que dejarás de ver tiene un valor emocional profundo. Y ante toda pérdida siempre hay un proceso de duelo.

No lo crees, negocias, te encabronas con el mundo entero y con suerte al final lo aceptas.

Una amiga sufre, pues ha perdido a alguien, que no ha muerto físicamente, pero cuya relación, construida durante años entre confidencias y cariño, sí. Una razón estúpida: la chica del amigo tiene celos de ella, como si al momento de conocerse, el pasado-presente de cada quien tuviese que desaparecer al tronar los dedos. Él se ha despedido de ella con un mail. Con un mail. Ella se pregunta por qué ha pasado esto, que si la amistad es cosa desechable, en pocas palabras: dónde carajos quedó el afecto. Negación, negociación, encabronamiento.

Querida, no lo dije antes. Pero en mi escala de valores, quien es incapaz de defender la presencia de sus amigos en su vida, simplemente por el amor que los une, no merecerá jamás el dolor de una despedida. Su destino es el olvido. Vos no elegiste tirarle al bote de basura. Él lo ha hecho por ti. Así que viva su duelo con intensidad, pero de forma apacible.

So riesgo de lugares comunes, debo admitir que el karma pone todo en el lugar que corresponde. Todo. Lo sé porque ya lo ha hecho por mí varias veces.

El karma ha sido más cruel que yo. Pero ha sido justo.


Tú, a otra cosa. Ya pasará.

Comentarios

Anónimo dijo…
Gracias por tu hombro, es difícil hablar de estas cosas sin que alguien te mire y te diga "tienes un marido, confórmate y sigue".

Gracias por tus letras, por el apapacho.

Te haré caso :), me sacudiré mis sandalias y seguiré mi camino.

Ya bajo el libro. :D

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