No hay sales

Empezó a coleccionar caracolas. Estrellas y caballitos de mar. Conchas. Corales. Los buscaba en mercados, remates, ventas de garage. Invirtió años en eso. Mucha plata también. Por dentro, su casa era un arrecife de momias. Un día, un extraño tsunami sumergió el alto bosque de pinos donde vivía. Entonces conoció el mar por primera vez. 

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