¿Por qué los años dorados tienen que ser de ese color?

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Ayer me encontré a un amigo que trabaja en el Museo Metropolitano. Entre el chal y el cigarrito, mientras discutíamos sobre las ventajas de no tener descendencia y la falta de protección social en un país de jóvenes que en unas décadas seremos ancianos y ancianas de blancos cabellos y pronunciadas arrugas, me comentó el plan que una amiga suya está fraguando (tenía que ser mujer, but of course).

Ella, que anda por el medio siglo de vida, analiza con otro grupo de cuates la posibilidad de vender sus casas, comprar o mandar hacer una donde quepan todos y vivir en una especie de mini comuna.

Y así hacer montón con su raza, ya después de haber expulsado del nido a las crías, como dictan los sabios ejemplos del National Geographic. Lástima que el ser humano sea uno de los animales más incapacitados para sobrevivir siendo pequeño. Y de adulto también.

Aunque falta tiempo para ello, pienso seriamente en eso. Por lo menos dejar pagada mi cremación y consiguiente botecito para mis polvos, algo de dinero que permita alimentarme, un techito donde guarecerme, ropa que ponerme y creo que ya. Esto claro, para mis años dorados, si llego, o para donarlos a la investigación de la estupidez humana (de verdad, urge más análisis sobre el tema).

Así que si a alguien le rondan estas ideas y lo de la mini comuna no le parece descabellado, bien podríamos hacer una lista de inquilinos. Por lo pronto ya nos apuntamos Alejandro Rodríguez y yo.

Comentarios

Pablo Perro dijo…
Y si mejor compramos un trailer y nos vamos a recorrewr el mundo?
lacuevadelaloba dijo…
Pues tres de las brujas ya le fuimos a echar un ojo a un terrenito... es cuestión de juntar nuestros respectivos infonavites y mercar algo así.

Pido la esquina más lejana, !con árbol, si no no!
monk dijo…
nunca me dijiste si se publico mi tardado artículo...

:(
Tramontana dijo…
No, Perro, mejor un barco, llega más lejos.

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