¡Dime vaquero, dime vaquero!

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El domingo pasado el Raymundo Pérez Arellano y muá le caímos a un evento de jaripeadas allá en la hermana república de Apodaca, porque la urgencia de evasión está cabrona y porque estábamos hartos de sólo ir a museos, conciertos de música clásica, festivales de cine italiano, presentaciones de libros y cosas así (carcajadas grabadas y en vivo). Vasconcelos saldría de su tumba para decir: ya ven pinches bárbaros traga carne asada, siempre tuve razón.

Sería hipócrita decir que no hubo ratos en los que me divertí, sobre todo cuando los toros se sacudían en menos de un segundo a los jinetes, que por cierto había uno que otro extranjerito (yumi), haciéndolos tragar tierra y alejarse cada vez más de la victoria. Toros:10 Vaqueros:4. Pero también hubo momentos en que luché por reprimir el deseo de hacerle la vasectomía con unas tijeras oxidadas a algunos hijoepoutas, ante barbaridades como un par de concursos para hacer tiempo. En uno de ellos, un montón de escuincles perseguían a un escuálido pollo, tacleándolo para ganarse un sombrero de Tiendas Canelo o algo así; en el otro, cuatro batos panzones luchaban por subirse -al mismo tiempo- a un burro igualito al Filomeno (el que sale en el promo del elevador de Canteras, haciéndola de patiño de la Nena y el Páez Aragón, H.C. alcalde de San Pedro).

Raymundo, mientras tanto, tomaba alguna que otra foto, que por cierto no me ha mandado una sólo para ilustrar este post. Sacó un par donde salen los traseros de unas vaqueritas de Tecate y otras morras ("es que le cambié el ASA a la cámara y estaba probando"...más risas grabadas).

Total, que salen los jinetes de México, Costa Rica, Brasil, Estados Unidos y arrancan suspiros y chiflidos de las damitas y de uno que otro Brokeback Mountain de clóset, camuflado entre aquel montón de wranglers, botas, cintos piteados, hebillas de comal, sombreros texanos y camisas vaqueras. Hacen su faena y al final gana un guanajuatense, buuuuuuuuuuuuuu. Una lata de cerveza al obsceno precio de 20 morlacos. Alrededor del improvisado rodeo un montón de hombres montando a caballo con pose de Marlboro Men. Unos ponies más allá, en las orillas. Recordé que hace 20 años en el Parque España había de esos caballitos, esos tiempos cuando en el mini zoo las atracciones eran leones sarnosos y huesudos, así como coyotes estresados.

Mientras estábamos en el rodeo, el Carreño sufría porque tío Monko se lo llevó al concierto de Depeche Mode (más risas).

A final de cuentas, de lo bueno y lo malo, comprobé que es necesario salir de las rutinas que a veces ni sentimos porque andamos con el puro piloto automático. Desempolvar a buenos amigos y amigas. Salir de los círculos de a diario. Es tiempo ya de abrir y cerrar ciclos.

Comentarios

Pablo Perro dijo…
ingas... cuando estoy yo nomás me llevan a las cosas aburridas y culturosas y se van a divertir cuando me ausento.
AlexSilvaAlex dijo…
Huum, veo que q andas más sarcástica que de costumbre, bueno es sintoma que aún vives.
Ja ja ja
La pensaba más de casino, comadre, pero veo que me salió de terruño.
A mi eso de ir a escuchar música agraria, agropecuaria, de campesinos. o bien, de museo de culturas populares, ya de plano de ha hueva. Pero sí, es interesante conocer ritos extraños.
Por ejemplo, yo ahora ando en eventos de alta sociedad, y son divertidos por tantas apariencias.
Pero he conocido gente bien bondadosa, amable hasta los codos.
En fin, creo que ascenderé de posición social.
Besos
Byeeeeeeeeeee

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