Ash

Cada vez con mayor frecuencia me pregunto de qué diablos sirve jugar a ser una buena ciudadana que paga sus impuestos en tiempo y forma si el producto del sangramiento gubernamental e inconstitucional sólo sirve para mantener a una bola de huevones corruptos que son parte de un sistema podrido e ineficiente, y no para mejorar la calidad de vida de la población, los servicios públicos y programas educativos o de salud que ayuden a que el país no sea cuna de tarados titulados en el poder o enfermos condenados a morir porque ni pueden costearse medicinas.

De qué carajos sirve preocuparse por no tirar la basura en las calles, si miles de analfabestias funcionales atascan las alcantarillas y contaminan la vía pública, arroyos y ríos con bolsas de papitas, botellas de refresco, cajas de pizza y objetos de todo tipo.

De qué mierda sirve seguir normas básicas de urbanidad y respeto a los demás, si cuando vas al cine siempre habrá aberraciones de seres humanos IDIOTAS que creen estar en la sala de su casa y tener derecho a impedir a los demás no disfrutar de un buen filme, que de por sí escasean.

O qué utilidad tiene ser una vecina que no se mete con nadie, si quienes viven junto a tu casa sacan por las noches a sus mascotas para que hagan su caquita en tu porche, o tiran fólders con membrete de Itesm atascados de boletas de pago o calificaciones.

Más de uno me ha dicho: no te quejes, actúa. A veces lo hago, otras no. En parte porque cuando le dices al vecino cosas como que su tinaco tiene una fuga que empapa uno de los muros del patio de tu casa y éste plácidamente te ignora, pues como que le pierdes una pizca más de fe a la humanidad, digo yo.

Mi abrazo a la misantropía se estrecha un poquito más cada día.