Cierra Juan Gelman primer encuentro nacional de escritores jóvenes

Una ola de amor que
va de mi cuerpo al tuyo es
una humana canción/
/El manantial de vos
cae como vino en la copa
y el mundo calla sus desastres/


Nadie habría imaginado que “Callar”, uno de los poemas que formaron parte del recital del poeta argentino Juan Gelman, se transformaría en un preview de su reacción a las interrupciones producto del uso de teléfonos celulares durante el acto de clausura del Primer Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes: Entre la palabra y la violencia, celebrado en Monterrey el pasado fin de semana.

Así, el elemento violencia cobró otro matiz, uno que no causa tanto escándalo como una balacera, un asesinato a sangre fría o el insulto que va de un conductor a otro en un embotellamiento vial en hora pico: el de la ruptura del ritmo de quien ofrece a los demás sus vivencias y formas de ver el mundo a través de la poesía, que en el caso del colaborador editorial de Milenio se ha vuelto más ecléctica y rica, sin que eso implique que su obra previa pierda fuerza o significado, sino al contrario, es ahora cuando su poder arremete con más fuerza en la conciencia del lector.

“¿Terminaron de hablar por teléfono?”, preguntó mientras observaba con una mirada entre curiosa y aguda al auditorio del Museo de Arte Contemporáneo lleno de participantes, organizadores y funcionarios públicos. Tras el silencio, prosiguió.

Como hecho adrede, otro timbre. Luego el sonido de una radiofrecuencia.

Para de nuevo. Y como maestro al frente de un aula de revoltosos repregunta. “¿Ahora sí terminaron?”, dice, en pleno y colectivo giro de cabezas hacia todas partes.

Luego bebe un poco de agua, se disculpa por el exabrupto, y continúa la lectura.

Acompañado de la poeta chihuahuense Jeannette Clariond, Gelman (Buenos Aires 1930), premio Cervantes de Literatura 2007 y constante terna en los nominados al Nóbel, sin entrar en detalles, mencionó haber aprendido mucho durante su asistencia a las mesas de escritores realizadas la mañana del sábado.

A decir de Clariond, un tiempo simbólico parece haberse instalado en las imágenes de Juan Gelman.

“Desde épocas prehispánicas, la palabra en Tenochtitlan fue cosa sagrada. Pasada la Conquista y los nombres cambiados de los criollos en México se asentó la luz de la palabra entremezclada. Vocablos surgieron y revivieron. Llegan los transterrados, los exiliados y a fin de cuentas todos somos exiliados".

“Salimos del vientre, tres veces expulsados. Salimos del Paraíso, salimos de la República de las letras de Platón. Juan Gelman no llega a México por azar. ¿Será que vino a México a enseñarnos a modificar la realidad?”, señaló.

Ave pájaro que
cruzás el cielo como una ilusión/
de lo que fue no sido
bajo el sol que no hace preguntas/

(El pato salvaje, fragmento)

Así, la voz de Gelman fue el metrónomo de la cerca de una hora de lectura de obras como "Ofelia", "Patria", "Mujeres", "La pregunta", "El pato salvaje", "Mi Buenos Aires querido", "La pretensión", "Espasmos", "La Llama", "Otoñal", "Restos", "Certezas", "Luna", un fragmento de Sobre la poesía, aquel donde al tío Juan no se le quitan las ganas de cantar ni siquiera tras morir y ser convertido en cenizas, entre otros.

Como cierre oficial, el presidente de Conarte, Romeo Flores Caballero, dijo en su mensaje que la razón principal de este primer encuentro es conseguir la convivencia de poetas de diversas generaciones, puesto que para éstos, aspectos como la edad o las fronteras son inexistentes.

“Los poetas son ciudadanos del mundo. Para ellos este mundo es un mundo sin fronteras, y saben como buenos poetas y como buenos escritores, que la juventud es una abstracción. Sólo así se explica que en este encuentro hayan convivido un poeta de 19 años y otro de 79. Ése es el significado de este primer encuentro. Y lanzó el reto para la administración estatal entrante. “Piensen en cómo organizar el del próximo año”.

Estas palabras
son más verdaderas que yo./
Son materia y no tiempo,/
en sus entrañas hay
una piedra que nunca se acaba./
Los hijos de los hombres se creen
que mojarlas con vino
les quitará conciencia, fuego./
Hay palabras que esperan y nadie las toma.
Solas ahí en silencio florido./

(La pretensión, fragmento)

Monterrey
Alma Ramírez

Milenio Diario de Monterrey, domingo 19 julio 2009

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