You're so beautiful to me

Pocas cosas son tan excitantes para una mujer como llegar a su casa y ser recibida por una montaña de trastes sucios. Bañaditos con restos de comida: unos frijolitos refritos por ahí, unos pellejitos de pollo por allá, panecito remojado flotando orgulloso dentro de un plato hondo de cerámica irrompible. Si le quieres provocar un orgasmo a esa mujer, sólo si realmente te importa, hay que sumergir en ese caldo vital varias servilletas hechas bolita y en cuyo interior haya... claro que lo sabes. Mocos, o flemas.

Crees que es una broma? De ninguna manera. Detalles como esos son irresistiblemente excitantes. No hay palabras precisas para describirlo. Pero sólo por dar una leve idea, la sensación es tan poderosa que, cuando Tamara la sintió, dejó en el fregadero el cuchillo para deshuesar pescado, se lavó las manos, arregló un poco su cabello, tan prolijo siempre, y salió de compras al mercado.

El jugo de naranja rebajado con agua, salsa de tomate y refresco que llenaba a medias un vaso largo de cristal que flotaba dentro de un wok adornado con un palito de pan a punto de deshacerse le dijo adiós.

En la sala la tele hablaba sola. Pero no lo estaba. Las palomitas que caían al suelo era prueba de ello.


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Ubicación:Muerterrey, NL

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