De congruencia

Cada persona tiene sus recursos. Sus herramientas. Sus armas de guerra. Sus remedios. Sus respuestas. Sus soluciones. Algunos toman su tiempo. Otros no. Eficaces por completo o a medias. A veces ni eso. Se usan en toda situación, especialmente cuando gana la furia, la indecisión o el miedo, entre otros. Con los otros. A favor y en contra de los otros. El punto es salir a flote. Con la pintura lo menos raspada posible. Sobrevivir. No hay ética en ello, y no tendría por qué. Se usa la ética que nos habita, la que nos fundamos con el paso del tiempo, con lo que nos pasa. Y lo que no pasa también. Algún día escribiré sobre ello. Nada largo ni pretencioso. De eso hay bastante. Aunque a veces se paga muy bien. Tentador. Hay que ser paciente. Y si nada de lo anterior funciona, bueno, siempre habrá opciones para cambiar el esquema. O amablemente, sacarte a ti mismo del camino y dejar que otros aprovechen el oxígeno. Escasea tanto que no se debe desperdiciar. Que se va la ética personal en ello, y vamos, hay que ser congruentes.

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