Que alguien me explique


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Nota al margen: Chuyito, insisto en que me conoces bien. Ya tengo la taza de café en una mano y el cigarro en la otra. Que se levante el telón.


El texto se reproduce con todo y faltas ortográficas y de sintaxis. Fuente: www.noticiasalaire.com

El Alcalde de Santiago, Edelmiro Cavazos falleció por lesiones de arma de fuego, entre las 00:00 horas y las 02:00 horas de la madrugada de este miércoles, debido a dos heridas en la cabeza y una en el tórax, reveló por la tarde Alejandro Garza y Garza, Procurador de Justicia en Nuevo León.
En conferencia de prensa aseguró que trabajarán arduamente para esclarecer el asesinato del alcalde santiaguense, el cual se presume fue cometido por miembros de la delincuencia organizada.
Afirmó que policías municipales han sido llevados a declarar, pero aclaró que esto no significa que estén implicados en el homicidio.
”Hechos como este no nos doblegan, actuaremos contra ellos", advirtió, "es un acto más cobarde el que realizaron, porque actuaron contra hombre integro, el agravio es para todos y tendrán que pagarlo”.
Garza y Garza agregó que respeta las peticiones hechas por diversos organismos como las cámaras empresariales acerca de redoblar la seguridad en el estado y aseguró que trabajan en ello, por lo que llegarán a Nuevo León más elementos federales en las próximas horas.


A ver. Queda fuera de discusión que el levantón y ejecución del alcalde de Santiago fueron hechos terribles, aberrantes y cien por ciento reprobables. También que esta tragedia pone en evidencia una vez más, el estado de ingobernabilidad y caos que vive Nuevo León. También que el crimen fue artero, cobarde y calificativos a granel. Y lo digo sin sorna.

Durante todo el miércoles las reacciones y muestras de indignación se mezclaron con los pronunciamientos, acusaciones, peticiones de auxilio y desgarramiento de vestiduras, como suele pasar cuando ocurre un ataque de esta magnitud contra funcionarios públicos, independientemente de las circunstancias del caído, asunto que pasa a ser irrelevante.

Todo eso está muy bien, creo. Sin embargo no puedo dejar de preguntarme dónde estaban todos y todas aquellos que hoy expresaron su sentir sobre este crimen cuando se trata de esas otras víctimas inocentes que ya fuera por culpa del bad timing han perdido la vida en medio de un fuego cruzado, o aquellos que han sido levantados y luego muertos a manos del crimen organizado. Dirán algunos que por supuesto que ha habido reacciones y exigencias en estos casos, pero a mi juicio notablemente más tibias e institucionales. Por necesidad de no quedarse callado y seguir pateando un avispero cada vez más grande y con bichos más bravos. Ahora será interesante ver cuánto dura la pasión derivada del momento, aunque me temo que será más prolongado si lo comparamos con situaciones donde el muerto carece de investiduras u ostenta algún cargo público.

Porque antes de Edelmiro ha habido más, y si acaso alguien prometió dar con los responsables quizá lo ha olvidado ya o en el peor de los escenarios ni siquiera se tomaron la molestia por decirlo. Porque antes de Edelmiro la indignación debió ser así de fúrica e intensa. La búsqueda de responsables aunque eso no nos devuelva a ninguno de ellos. Pero por desgracia tengo la sensación de que a todos nos pasó de noche o simplemente no es nuestro asunto porque ni parientes son.

Así pienso en las familias de los muertos en la joyería de Madero, en la mujer que murió dentro de su Tacoma durante un tiroteo en el centro del municipio de Juárez y donde la pobre no pudo hacer otra cosa en su terror que protegerse el rostro con una caja de zapatos. En la niña que estuvo a punto de morir cuando el auto en el que viajaba con su familia fue convertido en coladera gracias a policías idiotas. En el comerciante nicolaíta (y pariente de un buen amigo) que fue secuestrado y asesinado con total impunidad. Y la cuenta sigue, y lo sabemos, y lo saben los partidos que hoy exigieron cabezas y más fuerza militar, pero que en ninguno de esos hechos reaccionaron con la misma enjundia, pues no eran de los suyos.

Y lo saben los gobernantes ineptos que anteponen la lucha por los votos del 2012 a ejecutar estrategias efectivas contra la malandreada, los mismos que todos los días llaman a la sociedad a luchar unidos contra la amenaza del narco, porque es trabajo de todos cuidar a nuestros niños y jóvenes y el bla bla bla bla en que todo eso se convierte cuando casi inmediatamente después de decirlo se destazan y se joden la vida entre ellos por razones –estúpidas razones– de origen partidista, sea en la tribuna o a través de los medios, que en el centro del desmadre a ratos se vuelven corre ve y dile.

Por eso no sorprende vivir en una sociedad abúlica, incluso que yo misma lo sea –lo confieso– y no le halle sentido a participar en manifestaciones ni firmar desplegados ni expresar mi inconformidad. Cómo no serlo o por lo menos, cómo no experimentar cierto desánimo cuando a esos exhortos de hacernos fuertes entre todos contra el ya no tan extraño enemigo se los lleva el viento o se pierden entre el humo de las detonaciones, y todos a correr. Y no por ello dejo de reconocer y respetar que miembros de la sociedad, ciudadanos fieles y congruentes defensores de nuestros derechos tomen la iniciativa y pongan manos a la obra. Pero justo como así los gobiernos llaman a la población a participar porque “solos no podemos”, la ciudadanía grita lo mismo y aquello termina como siempre: como un diálogo de sordos con muy buenas intenciones. Y eso agüita, me cae.

Ante el horror no hay muchas alternativas que rascarse con sus propias uñas. Y en medio de los ayes de dolor y la confusión exigir “soluciones” como toques de queda, militarización de perímetros, solicitar que la situación imperante en el país sea puesta a consideración de la ONU a fin de que la guerra contra el narco se catalogue como terrorismo y así aplicar los protocolos que se realizan en naciones como Irak y Afganistán. O colocar a militares en puestos de gobierno, específicamente en el ramo de seguridad. Quizá alguna de estas opciones, o todas, podrían servir, quién sabe, pero el escepticismo me gana cuando pienso en que cada loco sigue con su tema-color de partido-escenarios preelectorales-abulia-egoísmo-hipocresía-miedo-caos. Para que al final del caos sólo resulte más caos. Y que de nuevo no quede de otra que todos a correr al sonoro rugir de los cuernos de chivo.

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