Un año después*
Mañana se cumple un año del
momento en que un grupo de hombres que cargaban bidones de gasolina
desencadenaron la tragedia en el Casino Royale. Tragedia que ninguna de las
personas que en ese momento de la tarde ni en sus peores pesadillas imaginaron.
Tragedia que marcó un antes y un después en la vida de varias familias, que
perdieron a alguna de las 54 víctimas que en un instante pasaron de jugar a
tratar de salvarse del fuego que recordamos todos, aquí y más allá de Nuevo
León, como el atentado a mayor escala cometido contra la población civil. Las
llamas les alcanzaron a ellos, y metafóricamente a nosotros también. Ellos y
ellas ya no están físicamente, y a nosotros los vivos, el fuego deja una herida
que no cicatriza. Y no lo hará porque no se puede regresar el tiempo, y porque
las preguntas siguen siendo más que las respuestas.
Porque la justicia no llega ni
siquiera a los deudos, menos aún la justicia social en una ciudad que hace
mucho hizo a un lado un estado de bienestar común y prefirió el "yo primero".
Las autoridades, los días, las investigaciones pasan, y la cuestión no es que
pasen, sino que a pesar de ese dinamismo el tema medular permanezca estático. Mientras
tanto, quienes perdieron a alguien en ese infierno viven otro. Todos los días.
Algunos quizá ya dejaron atrás el deseo de venganza o la rabia. Quizá hasta han
perdonado a los asesinos. Pero nadie agacha la cabeza, nadie se resigna a las
soluciones a medias de una Federación que tiene prisa por irse, ni a un Estado
que también tiene prisa por irse, pero no le toca aún.
Mientras esto ocurre, el
miércoles se conmemoró el día del bombero. El gobierno de Nuevo León entregó en
donación al Patronato de Bomberos tres camiones que de inicio sólo tenían cabina
y chasis. Nada mal, si se toma en cuenta que la última vez que hicieron algo
así fue hace 18 años. Al día siguiente, se informó que el Estado también
solventará el costo de equipamiento de las unidades. Esto atiende una parte de
las carencias por las que atraviesa el cuerpo de bomberos de Nuevo León, que
con lo que tiene debe responder a una demanda de servicios cada vez mayor.
Acostumbrados como están a dar
batalla sin chistar a pesar de la escasez de infraestructura, personal y
recursos, los bomberos nunca se quejan, al contrario, han agradecido el
donativo. Ahora nos toca a la ciudadanía arrimar hombro y responder a sus
solicitudes de apoyo. Tal como ellos hicieron esa horrible tarde del 25 de
agosto de 2011.
Los deudos de las víctimas del
Casino Royale solicitaron a la
Arquidiócesis de Monterrey que mañana sábado, las campanas de
las iglesias repicasen a las 3:45 de la tarde, la hora en que inició el
incendio. En lugar de eso, el obispo Jorge Cavazos Arizpe oficiará una misa in memoriam y se harán menciones
especiales en todas las parroquias. Luego seguirá una vigilia afuera de las
instalaciones del casino a partir de las cuatro de la tarde y hasta la
medianoche.
Gran parte de la comunidad
nuevoleonesa y de otras entidades se solidarizará con la convocatoria hecha
tanto por familiares de las víctimas como por asociaciones civiles que trabajan
porque algo cambie en esta situación. Volteemos a ver. A ellos, a los bomberos,
a tantos que ahora se movilizan para lograrlo. Quizá no perdimos a alguien
aquel 25 de agosto. Pero a partir de entonces algo perdimos todos. Y hay que
seguir buscando.
*Texto para columna Hay días así, que se transmite cada quince días en el noticiero de Somos Uno Radio, viernes, 19:00 horas.
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