Revive charla aquellos años de Celso Garza





Monterrey
Alma Ramírez

Si el enemigo ahora es el narco, durante la Guerra Fría las animadversiones se repartían entre comunistas y los anticomunistas. Sea como la historia lo consigna o desde la vivencia de testigos, todos coinciden en el punto de quiebre ideológico que estableció un antes y un después, y donde los jóvenes jugaron un papel crucial en su afán por hacer del mundo un lugar más justo y mejor.

Ésta fue una de las facetas del maestro, cronista y promotor del rescate de la cultura norestense Celso Garza Guajardo (1943-2000) recordada el jueves durante una charla ofrecida por el maestro universitario y editorialista Arturo Delgado Moya como parte de un ciclo de conferencias organizado por el Centro de Investigación de Historia Regional-Hacienda San Pedro de la UANL en el Centro Cultural Universitario Colegio Civil.

Ante la presencia de Teresa de Jesús Acuña González, viuda del fundador del CIHR, familiares y amigos, el compañero de correrías de Garza Guajardo habló de las aportaciones del sabinense, y cómo tras abandonar la trinchera del activismo político desde el Partido Comunista Mexicano, se aproximó a la historia desde una vertiente esencial: consignar las vivencias de habitantes de los pueblos nuevoleoneses, en un acto de congruencia ideológica, puesto que la fuerza de toda corriente política radica en la gente y no en el poder del capital.

Tras una etapa juvenil inmersa en la Guerra Fría durante la cual recorrió América Latina, Europa y África, Garza Guajardo se convirtió en uno de los miembros más jóvenes del Partido Comunista que tuvo un papel relevante en el movimiento, con tan sólo 24 años de edad, aunque su aportación estuvo más enfocada al liderazgo intelectual-estudiantil que al liderazgo de masas. Delgado Moya incluso se aventuró e mencionar que el autor de libros como Aquellos años que soñé y En busca de Catarino Garza -personaje que se levantó en armas contra la dictadura de Porfirio Díaz-, trabajo de investigación que le valiera recibir en 1984 la Medalla al Mérito Histórico "Capitán Alonso de León”, pudo haber desarrollado una brillante carrera política de haber soportado la presión de aquellos tiempos.

Al regresar a Nuevo León en la década de los setenta, Garza Guajardo se reinventó desde la perspectiva histórica, actividad que desempeñó como escritor, cronista y promotor cultural hasta su muerte. En ese sentido, una de sus aportaciones más valiosas fue sembrar en los jóvenes el deseo por recuperar la riqueza histórica de ejidos y poblados, que derivó en la existencia de un cronista en cada municipio de la entidad, tal y como sembrase los ideales socialistas en encuentros estudiantiles como el conocido Sabinazo, festival de encuentro juvenil realizado en Sabinas en 1963 que fue reprimido violentamente por el Comité Regional Anticomunista, de factura empresarial.

Así, Garza Guajardo, que dirigiera la remodelación de la Ex Hacienda San Pedro, en Zuazua, irónicamente se consagró en la historia no desde la esfera política estrictamente hablando, sino desde el baluarte de la investigación histórica, una forma de activismo quizá no tan reconocida, pero más trascendente cuando de impacto ideológico se trata.

MILENIO Monterrey. Viernes 23 de abril 2010

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