Groar, muuuu, sqwak, auuuuu, pipipipi, uhuhuhu, ssssss

Los documentales sobre animales nunca dejarán de sorprenderme. Son una ventana para conocer cada vez más a las personas, aunque algun@s quedan en coma con tan sólo una hora de vida silvestre.
A través de ellos me conozco y conozco a quienes están a mi alrededor. Confirmo la estridencia y significado del silencio, verifico la delicia de la honestidad. Los animales no se andan con ingaderas, si te quieren joder te joden y ya, sin maldad de por medio, es mera supervivencia, la ley del más fuerte y del más inteligente.
En los humanos también privan esas leyes, con la diferencia de que aquí no siempre sobrevive quien posea tales cualidades. Entre nosotros pululan y se arrastran infinidad de seres débiles y nefastos que prevalecen gracias a herramientas como conectes, labia o por lamer zonas estratégicas del cuerpos de los más fuertes e inteligentes.
¿Podemos llamarle inteligencia a eso? Tal vez. Aun así tengo mis dudas, porque estos seres, al alcanzar su meta, evidencian su incapacidad para resolver problemas, no sobrevivirían ni un segundo si les despojáramos de lo que los hizo llegar a dónde se encuentran.
Lamentablemente, el progreso y el proceso de civilización tal como se ha desarrollado a lo largo de los siglos han contaminado a la especie humana, dotándola de una serie de instrumentos que hacen la vida cómoda y estable, en lugar de dotarles de métodos alternativos de pensamiento que fomenten por ejemplo, el aprecio por la diversidad, la tolerancia y la apertura.
No me quejo de tener agua caliente a mi disposición las 24 horas del día, tampoco de los refrigeradores, aires acondicionados, TV, transportes, computadoras, etcétera. Pero no puedo dejar de fantasear en qué diablos haríamos si de pronto ya no hay electricidad o combustibles. Lo primero que me viene a la mente son las zonas de guerra o de desastre o situaciones límite, donde los sobrevivientes, si no se los carga el payaso ipso facto por inadaptados, regresan a la ley elemental, aunque temo que el grado de animalidad se exacerba hasta lo inimaginable.
Por eso me gustan los documentales de vida salvaje. Es como ver cartoons frente a la realidad.
Fotografía de Chris Johns. National Geographic.com
Comentarios
Hay niveles, ?sabs cómo, Monky babe?
El día que comprendamos el trato exquisito de respetar la marca de los territorios, la importancia de ser leales y fieles al instinto alegre y vital de lo salvaje, la de amar porque realmente se desea, la de morder sólo cuando es justo, estaremos a punto de emprender la verdadera evolución.
Escucha el llamado de la mitocondria salvaja. !hi'ja!
Aunque, se me hace que ya tenemos ese material. Se llama reality show.
Salut.
que dices a esto Pato?