El destino de las hojas podridas es ser abono, o la basura

Siempre es triste darnos cuenta que algo que habíamos planeado salga mal, o peor aún, que jamás se logre. Sea laboral, sentimental o lúdico, cala lo mismo, mas aun si la injerencia de agentes externos inclinó la balanza en nuestra contra.

También es feo que esto le pase a alguien a quien le tengamos buena ley. Pero lo más deprimente de todo es que ese alguien se lo haya provocado a sí mism@.

En estos casos es mejor desear buena suerte, sepultar lo bueno, pintar la raya, alejarse.

Adiós.

Comentarios

Anónimo dijo…
Pues si, pintar la raya es lo mas sano.
Un abrazo
Angelica

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