Yiec, Yiec y más Yiec

Peligro, cerebro en riesgo de inminente restart por aburrimiento.

Días como éste deberían ser eliminados del calendario. Nunca una semana y especialmente un viernes habían sido tan asquerosamente tediosos, metálicos, nauseabundos y patéticos. Es inevitable pensar: "que alguien acabe con el sufrimiento de esta pobre criaturela". Será el clima o alguna conjunción planetaria, pero la neta es que mis necesaidades básicas bien podrían haber sido dormir, ir al baño y de vez en cuando comer. Si algunos lectores o lectoras coinciden con esta sensación, que levanten la mano.

Para colmo, ayer descubrí que todas mis plantitas fueron invadidas por una plaga de insectos que rociaron generosamente de bolitas negras las hojas de la albahaca, la menta (que aun no se recupera de la voracidad de un par de orugas que maté de un pisotón), la hierbabuena y el orégano. Es triste no sentir su aroma como siempre, cuando les pongo agua.

Los alimentos no saben a nada, las bebidas tampoco. El fastidio, en forma de neblina, no cesa de vagar. Se le ve por todos lados. Loado sea el teletrabajo contra el segundero que tarda la eternidad en cruzar de un minuto a otro. Qué maravilla es esto de la relatividad del tiempo. El día no alcanza para hacer todo, pero misteriosamente se elonga y se vuelve insufrible en determinadas etapas. Y el cerebro sufre las alteraciones y se vuelve puré.

Que todas y todos tengan un fin de semana chido. Es justo y necesario.

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