Pizcas de filosofía infantil*




Vía msn con el Nano, el mayor de mis sobrinos.

Tía Pato: ¿Ya cuántos años tienes?

Nano: 11

Tía Pato: Ya estás ruco ja

Nano: Si ya sé

Tía Pato: ¿Y que se siente estar ruco?

Nano: Se siente bien

Ojalá diga lo mismo a los 30. Lo deseo de verdad.

Una vez, cuando era más chaval, su madre me dijo que le preguntara cómo le decían en la escuela. Eso hice. “Me dicen gordo estúpido”. Yo, que nunca sufrí de bullying y más bien a ratos llegué a hacerlo, lo miré perpleja. Aún sigo sin aceptar que a un miembro de mi clan se le diga algo y no ponga en su lugar a quien ose insultarle, como debe hacerse en esos casos. A su manera, el chamaco dejó en claro su postura.

—¿Y qué piensas hacer al respecto?, pregunté
—Me acostumbraré

Perpleja again. Al final, parece que no le importó mucho. Menos mal.






*Aún así, mi decisión de no reproducirme se mantiene intacta.

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