Miscelánea

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Y va el aniversario luctuoso número 10 de Selena, la reina del Tex-Mex. Y vemos en las noticias que Terri Schiavo murió después de 14 días de agonía y luego de 15 años en estado de coma. Que el PRD siente pasos en la azotea porque mañana viernes la Comisión Instructora de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión decide si procede o no el desafuero en contra de Andrés Manuel López Obrador, regente del Distrito Federal. Que la condición de salud del papa Juan Pablo II indica que el mundo católico debe esperar que en cualquier momento emprenda el viaje sin retorno, so riesgo de que no vea el día de mañana. Para bien o para mal, el desmadre se olvida escuchando a los Beatles en versión banda zacatecana.

Siete de la tarde en la plazuela frente al teatro Calderón. La raza invadía todos los escalones de acceso y buena parte de la calle, bloqueando el paso de los transeúntes-hormigas que saturan el centro en pleno “inicio del fin de semana”, como dirían las y los muy cultos y coherentes personajes de los noticieros regiomontanos. Es evidente que el clima extremo hace mucho daño.

La banda municipal de Zacatecas cumplía 75 años de existencia y lo festejó con un concierto donde lo mismo sonó el cuarteto de Liverpool, el folclor norteño, valses, un homenaje a Rigo Tovar, fallecido hace unos días, y la infaltable marcha de Zacatecas. Una selección musical sabrosa que hizo que a ratos olvidara que el méndigo director llegó 15 minutos después de la hora programada.

Último día. Para la tarde del viernes salgo rumbo a Monterrey. La Luppa Maggiore se duele de cada una de sus articulaciones y baja las escaleras de lao. La Quemada cobra el precio por escalarla. Por fortuna a mí sólo me duelen los muslos. Está medio cabrón subir y bajar escaleras que fueron construidas para gente de entre 1.80 y 2.04 mts de altura.

También el agua de la entidad cobra su cuota. Con altos índices de sales te deja el pelo como crin de caballo y la piel urgida de hidratación. Más si te pasas media hora en la ducha quitándote la tierra de hasta donde la espalda pierde su nombre. Todo ha valido la pena para proseguir la lidia laboral con quienes no tienen más vida que encerrarse en la oficina y suponen que las demás deben hacer lo mismo.

Ni modo. Cambiaremos el rojo del norte-centro por el gris del noreste. Llevo a El caballo famélico (hambre y sed) de Francisco Goitia tatuado en el cerebro.

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