Amigachas y amigochos

La amistad es ponderada como la más alta virtud del ser humano. Que no tiene precio, parafraseando a los comerciales de Mastercard. Que la confirmas en los funerales, en la pobreza,las pedas (a veces) y en la cárcel. "Yo soy tu amigo fiel", versa el tema de Toy Story I. Y aunque casi todo esto es cierto y las amistades sean cosa grande, jamás coincidiré con Roberto Carlos cuando dice eso de: "yo quiero tener un millón de amigos...". Con que te sobren dedos de la mano pa contarlos está bien.

La tradición dice que los principales afectos, los más fuertes, deben estar dirigidos a la familia. Que después de eso los demás.Alguna vez así lo expresaron unas tías hace tiempo cuando les dije que mi mamá era mi mejor amiga. Pero es un hecho que no siempre la familia es el primer afecto o el más entrañable. Infinidad de circunstancias que no perderé el tiempo en enumerar pueden romper este paradigma.

Y eso no te hace mejor o peor persona,no te convierte en un apestado(a) social (si, se dan casos), aunque los fans de la tradición te miren raro y supongan que los fórceps que te ayudaron a salir durante el parto hayan hecho más daño que bien.

Independientemente de eso, cada vez son más los seres humanos cuya plataforma de apoyo, su red de seguridad primaria, son los amigos y amigas. Consecuencia de los tiempos que vivimos, falta de comunicación, fastidio o simple y llanamente porque se te da la gana, ya no importa. Sólo queda disfrutarlo y dejarse caer en esa red cuando sea necesario, así como formar parte de ella para alguien más.

Dedicado a los y las que integran mi red, ya saben quiénes son.

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